lunes, 29 de noviembre de 2010

Arroz entre la niebla


  Flo Hmongs en el mercado

Cuando viajas, no solo aprendes y te enriqueces, sino que tambien pasas el dia cuestionandote y replanteandote tu vision de las cosas, crece tu curiosidad y te das cuenta de lo ignarente que eres en muchos aspectos. Esto fue lo que nos paso al visitar las montanyas del norte de Vietnam y conocer las diferentes minorias etnicas que alli habitan, ajenas al devenir del pais al que politicamente pertenecen.


Black Hmongs tinyiendo sus ropas

Al llegar a Sapa (pequenya localidad, campamento base de los turistas para explorar la region), nos dio la bienvenida el invierno en todo su esplendor: niebla, lluvia, humedad, barro y una temperetura media de 10 grados. Tuvimos que acudir corriendo a comprarnos unos abrigos de imitacion "made in Vietnam". La segunda bienvenida fue mucho mas calida. Nos la dio el crisol de etnias que poblaban las calles de Sapa convirtiendolas en un desfile de carnaval multicolor. Las diferencias entre las distintas tribus eran, a veces evidentes, a veces mas sutiles. Poco a poco, al acstumbrarnos a ellas, aprendimos a distinguirlas entre si: las prendas de vestir, los sombrers y tocados, los peinados, los tintes de las telas, los colores, los joyas, el calzado y todos sus variados atuendos y ornamentos.






La niebla da tregua
En los ultimos anyos, su vida se ha visto alterada por la influencia del turismo (no queremos extraer conclusiones sobre las consecuencias de esta influencia), y ahora es posible conversar en ingles basico con muchas de ellas. Las mujeres bajan de las altas aldeas al mercado para vender sus artesanias y a ofrecerse como guias para ganar dinero. Gracias a eso conocimos a Manmae, una mujer de 40 anyos perteneciente a la etnia Dzao. Contratamos sus servicios como guia y pasamos el resto del dia con y tras ella.

Sendero o rio?

Empezamos a adentrarnos en las montanyas, entre bruma y nubes bajas, cruzando arrozales embarrados y senderos resbaladizos y empinados. Manmae iba aun ritmo agil, se notaba que se movia en su terreno (en realidad hace este largo camino cada dia). En cambio, nosotros teniamos que hacer equilibrismos para no caernos de culo en el barro o barranco abajo. Pasamos por pequenyas aldeas mientras ella nos iba explicando las tradiciones y diferencias entre ellas. Atravesamos largos y extensos valles de terrazas de arrozales, subimos, bajamos, bajamos, subimos... hasta llegar a su pequenya aldea y con ello. a su casa de madera. Despues de un humedo recorrido entre la niebla, lo primero (y unico) que hicimos al llegar fue sentarnos alrededor de la hoguera, la parte central y principal de la casa. 
Mientras ella y sus hijas preparaban la comida continuamos aprendiendo sobre sus (curiosas para nosotros) constumbres y culturas. 
 Hospitalidad "made in Vietnam "
Nos explico que las diferentes etnias poodian relacionarse pero no casarse entre ellas; las mujeres cuidan de la casa y realizan labores mientras los hombres trabajan fuera de casa; mujeres y hombres duermen separados aunque esten casados; las madres eligen la mujer de su hijo para llevarla a casa, las hijas deberan marcharse a la casa del correspondiente marido; veneran al cerdo, lo cuidan y alimentan con mimo (a la vez que preparaban nuestra comida preparaban la sopa para el cerdo). Su alimentacion es basica, y su casa mas todavia: suelo de barro, techo de madera, sin agua corriente ni cuarto de aseo ni ducha, sin sillas ni decoracion alguna.
Una vez mas no ns deja de sorprender la precariedad y la humildad con la que vive mucha gente.
Las Dzao comentando la jugada

Para regresar, como anochece pronto, optamos por coger un mototaxi que nos baje a Sapa: de nuevo lluvia, curvas, niebla, frio, oscuridad. Dos motos chatarras y un pinchazo. Una vuleta mas larga y entretenida de lo previsto, una aventura, una anecdota mas para contar y un dia completo para recordar y destacar en nuestros ultimos dias en Vietnam.

PiA

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