martes, 7 de diciembre de 2010

En busca del sol perdido

Si sale el sol nos quedamos
Nuestro tiempo en Vietnam se agota y decidimos buscar el dulce sol de invierno para nuestro ultimos dias de viaje. Para ello volamos al sur de Tailandia, concretamente a Railay: peninsula incomunicada por majestuosas paredes karsticas (sobradamente conocidas por los amantes de la escalada), y a la cual solo se accede por mar. Nos destinamos alli con la intencion de estar 2 o 3 dias absorbiendo rayos solares, calor, y demas actividades playeras, para luego seguir nuestro camino rumbo a Bangkok.
Naufrago superviviente del tsunami
Pero el tiempo tiene otros planes y topamos con la unica semana de nubes de toda la temporada seca. Vamos alargando nuestra estancia con la esperanza de que el tiempo mejore, pero cualquier cambio es a peor. Casi sin percatarnos y algo cansados de dar tumbos, consumimos toda la semana sin movernos de aqui. Poco a poco nos contagiamos del ritmo aletargado y los dias se suceden a una velocidad vertiginosa sin saber a ciencia cierta en que empleamos el tiempo. A veces tenemos que preguntar la hora porque no podemos creer que la manecilla de nuestro reloj avance tan deprisa.



Grupo confirmado para el SOS'11
En realidad hemos aprovechado mucho el tiempo: inmersiones en Kho Phi Phi buscando escurridizos tiburones y tortugas, excursiones en kayac sortendo medusas enormes, buceos desde la costa en busca de arrecifes, paseos por la jungla espiando a los monos y evitando aranyas y serpientes. Hemos peinado la costa recopilando esqueletos de corales, comparado calidades de agua y tipos de arena en las diferentes playas, trepado por las paredes de roca y los canyones de barro en busca de lagunas interiores, espantado muchos mosquitos y aliviado mas picaduras, esquivado cocos asesinos, conocido mucha gente e intimado con poca (haremos mencion del Joe y el Cholo (lo prometido es deuda) ), juntos se nos ha hecho de noche tomando cervezas y de dia desayunando.

El chiri-barco es una
buena idea para importar
En la peninsula de Railay se respira un ambiente muy relajado. Mucha gente llega sola pero enseguida se une formando grupos. La mayoria son gente joven que acude bajo el reclamo de las paredes. No hay atisbo de guiris borrachos ni turismo de masas. Los locales tienen mas parecido a los jamaicanos que a los Thai (quizas demasiado). En 2 dias todo el mundo te suena y en 4 ya te sabes la vida de casi todos. Aqui no hay fruterias ni tiendas de ropa. Solo restaurantes de arroz y fideos y bungalows en mejor o peor estado (el nuestro venia con gato y aguila cojo incorporado).

Jane, tratando de bajar
 por la liana
En resumen, una semana de vacaciones en toda regla, ideal para descansar despues de dias de mucho ajetreo y de noches en trenes, buses y aeropuertos. Ahora nos sentimos con las pilas recargadas, con fuerzas, energia y ganas de afrontar la siguiente etapa de nuestro viaje: el retorno.

PiA




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