domingo, 31 de octubre de 2010

Bokor: seguimos en Camboya?

Todo el ganado a punto para la gran aventura.
Nuestra ultima escala en Camboya la hacemos en Kampot, una pequenya ciudad riberenya donde aprender a vivir al estilo camboyano: sin grandes preocupaciones. Es un lugar excepcional para visitar los preciosos alrederores que sorprenden no solo por su belleza, sino tambien por su cercania. Dedicamos un dia bien completito a hacerlo, contratando una excursion organizada de esas que te permiten ver muchas cosas en poco tiempo pero moviendote con mas guiris y sin margen para la improvisacion (oh, imprevistos, benditos y malditos por igual!).
Prontito por la manyana, nos levantamos y nos recogen, uno por uno, a todos los guiris en nuestros respectivos alojamientos hasta formar un variopinto grupo de 2 espanyoles, 4 ingleses, 2 americanos y 2 holandeses (si, parece un chiste). Todo ello, mas un guia local: un joven modernito camboyano muy simpatico pero que hablaba su buen ingles entre susurros, lo que provocaba que no entendieramos nada, por eso nos limitabamos a sonreir y afirmar con la cabeza cuando hacia una pausa.
El escenario perfecto para una pelicula de miedo
Donde esta mowgli??
Fueron 15 minutos en furgoneta hasta la entrada al Parque Natural de Bokor y otros 20 minutos en camion (al estilo camboyano), hasta llegar al inicio de la excursion a pie: nos adentramos 1,5 horas por la jungla. Subimos por caminitos esquivando ramas caidas y lianas. El viento movia los troncos haciendolos chirriar. La verdad es que, en ese momento, esperabamos que apareciera el bigfoot o cualquier otro monstruo local. El frio aumentaba y agotamos toda la ropa que podiamos ponernos.
Al final llegamos a la Estacion de Montanya: un complejo de edificios semiderruidos, herencia de la epoca de dominio frances. Los edificios coloniales fueron construidos con la idea de hacer una estacion turistica. Un hotel-casino, una iglesia, una oficina postal... No llegaron a utilizarse durante mucho tiempo, ya que la presencia francesa en camboya acabo y los edificios se abandonaron a su suerte. Mas tarde, durante la invasion vietnamita que puso fin al regimen de los jemeres rojos, la estacion resurgio para convertirse en escenario de intensas batallas, para volver a olvidarse despues.
Pablo haciendo amigos II
Hoy, lo que queda es el esqueleto de la estacion, donde vidrios hace tiempo que reventaron y los agujeros de bala alicatan las paredes. Recorrer los edificios con el viento silbando entre los huecos de las puertas y ventanas te hiela la sangre.
Para rematar el dia, hicimos un crucerito de un par de horas por el rio, para ver la puesta de sol. El paisaje era inesperadamente precioso, navegando entre un ancho canal bordeado por manglares, algun templo dorado y edificios coloniales que surgian del verde como fantasmas de otra epoca.
Asi acabamos nuestra estancia en Kampot, un parentesis al bullicio que se vive en las principales ciudades de Camboya que nos deja un fantastico sabor de boca.

PiA

1 comentario:

paula dijo...

guapos guapos guapos...estais estupendos con todos esos lujos...pablo, el sombrero te queda estupendo!!! os quiero amores!!! **********